“Hoy todo está privatizado y hay demasiadas prohibiciones”, lamenta Pedro Marengo Caballeros, líder de la comunidad Qom de Villa del Rosario desde hace 22 años. Esta comunidad es descendiente de grupos que, eventualmente, encontraron refugio en esta esquina del río Paraguay. El nombre completo de la comunidad, Qom Bagia Loge Lacheg, significa ribereño en su idioma. Su estilo de vida tradicional, sin embargo, resulta impracticable actualmente.
Fue hasta 1994 que el gobierno de Paraguay les reconoció 154 hectáreas de este territorio. Esas se convirtieron en 2,777 en 1996, gracias a la insistencia comunitaria continua. “Y tienen suerte: hay comunidades que hasta la fecha no tienen escriturado el territorio y están siendo expulsadas”, cuenta Augusto Fogel, director de la organización Servicio Agrario de Tecnología y Organización Comunitaria (SATOC), una ONG paraguaya que trabaja con Comunidades Indígenas desde 1990.
Los Qom de Villa del Rosario viven hoy en dos aldeas distintas dentro del territorio que oficialmente les pertenece: Palma, con unas 37 familias; y Boquerón, con otras 26 familias. Su lengua es el Qom L'aqtaqa, pero también hablan guaraní y español, como tercer idioma.