PROYECTO IPAF-FIDA de FIMI
ORGANIZACIÓN
Asociación para el Desarrollo Alternativo de los Pueblos Indígenas (ASODAPI)
participantes directos
87
participantes indirectos
280

El proyecto Shaucha Wuata tiene como objetivo la preservación de cinco variedades de papa para conservar el sistema alimentario de las comunidades del territorio del Gran Cumbal. Consiste en establecer tres centros pilotos con un banco de semillas nativas. Se promueve emplear las técnicas de cultivo del Pueblo Pasto, acompañando el trabajo de las comunidades en ámbitos de reciprocidad e igualdad de género.

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Chiles, Gran Cumbal, Panam / Nariño / Colombia
Lengua
Pasto
POBLACIÓN
26,953
Altitud
+ 3,000 m
EXTENSIÓN TERRITORIAL
27,000 ha
COORDENADAS
17,113
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Los resguardos del Pueblo Pasto se encuentran a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar con un clima prevalentemente frío debido a la altitud de la cordillera occidental. Su territorio es una zona eminentemente volcánica, por la gran cantidad de accidentes orográficos y costeros. Predominan la mayoría de los pisos térmicos, desde los calurosos y húmedos del Pacífico hasta los fríos intensos de las cumbres andinas.

La shagra y la papa
Fotografías Carolina Navas
TEXTO Jorge Varela
Chiles, Gran Cumbal, Panam / Nariño / Colombia

A más de 3,000 metros sobre el nivel del mar, en el sur de Colombia, entre páramos andinos, dos volcanes, lagunas y fuentes de agua, habitan los indígenas Pastos. Los tres resguardos que componen esta sociedad son Panan, Chiles y el Gran Cumbal. También tienen presencia en Ecuador. “A pesar de estar divididos por la frontera, nuestra cultura está en ambos lados del territorio”, dice con orgullo Luis Aníbal Puenayan Naza, Autoridad Tradicional del resguardo de Panan, promotor cultural e investigador de la cultura y sociedad Pasto.

Para esta Comunidad Indígena, como muchas otras del continente, la existencia y continuidad cultural son una lucha constante contra dinámicas que amenazan su forma de vida. Los Pastos, sin embargo, han contado históricamente con dos herramientas de resistencia: la shagra y el cultivo de la papa.

“En base a la shagra nuestros mayores aprendieron a manejar el tiempo y el espacio. También aprendieron que la interrelación entre el hombre y la naturaleza es de convivencia”.

“Lo que nuestros mayores nos han enseñado, lo han enseñado y transmitido a través de la shagra. Ahí es donde se aprende la interrelación de la naturaleza”, explica Luis Aníbal, quien ha centrado sus investigaciones en esta tradicional institución. La shagra es un sistema interrelacionado de cultivo, donde se siembran de manera intercalada distintos plantíos que se nutren el uno del otro. Además, es un eje central de la cosmovisión Pasto.

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(3) La Cortadera, Chiles. (4) Luis Aníbal Puenayan, promotor cultural e investigador de la cultura y sociedad del Pueblo Indígena Los Pastos en La Puerta, Chiles.   (5) Laguna La Colorada, Chiles.   (6) Daniela Canacuan en las fuentes termales, Chiles.   (7) Lagunetas en La Puerta, Chiles.   (8) Maira Puenayán practica medicina tradicional, trabaja con plantas y recetas tradicionales.   (9) Anibal Puenayan.   (10) Mónica Alexandra Puenayan es ingeniera agrónoma y trabaja como investigadora en el proyecto Shaucha Wuata.   (11) Edison Puenayan, arquitecto.  (12) Ana Lucía Puenayan, conocedora de las semillas nativas y la shagra.

“La shagra es una parte pequeñita de la naturaleza”, dice Luis Aníbal. “En base a la shagra nuestros mayores aprendieron a manejar el tiempo y el espacio. También aprendieron que la interrelación entre el hombre y la naturaleza es de convivencia”. La naturaleza les da la vida, pero también les da la norma, les enseña qué cuidados necesita y cuáles son sus límites.

El Pueblo Pasto habita en la región fronteriza entre Colombia y Ecuador. Más de 120,000 personas se identifican como indígenas Pastos. La lengua se encuentra oficialmente extinta.

Entre el 60% y el 70% de las familias en El Gran Cumbal cultivan la shagra en pequeños terrenos adyacentes a sus viviendas. Esto fomenta una especie de mercado interno, donde la comunidad intercambia productos según lo que necesitan y crea una red efectiva de seguridad y soberanía alimentaria. De los distintos cultivos que se siembran en la shagra, como las habas, la oca, las cebollas y distintas plantas medicinales, ninguno es tan importante como la papa. “La papa es el principal producto de consumo, es lo que nos alimenta y nos permite la vida. Sin ella no hay nada”, cuenta el investigador.

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(13) Luis Aníbal Puenayan y Jaime Panacuan en la plaza central del Resguardo Panan.   (14) Karen Ipial saliendo de la iglesia, celebrando sus 15 años, Panan.   (15) Nelly Cumbalasa después de jugar el campeonato de fútbol femenino, Panan.   (16) Plaza central en una tarde de domingo, Panan.

Pero incluso la shagra y la papa se han visto amenazadas en los últimos años. La agroindustria ocupa los territorios cultivables de las tierras bajas de la región, que antes pertenecían a los resguardos indígenas, y ha suplantado el cultivo de las variedades nativas por semillas importadas y sin variedad. Además, el uso extensivo de agroquímicos en la tierra ha esterilizado el suelo y lo ha hecho dependiente del continuo uso de estos productos, encareciendo la cosecha. Esto ha ocasionado que se reduzcan las tierras donde se cultivan las variedades tradicionales de papa y ha hecho que deje de ser un producto rentable, lo que desincentiva su cultivo.

Como respuesta, las comunidades han comenzado a destinar más tierra para el ganado, porque la venta de leche es más redituable. Hoy, el 90% de la comunidad se dedica a la producción de leche.

“La papa es el principal producto de consumo, es lo que nos alimenta y nos permite la vida. Sin ella no hay nada”.

Ante la amenaza a la seguridad y soberanía alimentaria que representa la disminución del cultivo de las shagras y de las variedades de papa, Luis Aníbal, junto con la Asociación para el Desarrollo Alternativo de los Pueblos Indígenas (ASODAPI) y acompañamiento del Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI) y el apoyo financiero del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), a través de su Fondo de Apoyo a los Pueblos Indígenas (IPAF), lanzaron un proyecto de investigación para identificar y recuperar las variedades de papa nativas.

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(17) El resguardo Panan visto desde la vereda Bella Vista.   (18) La hoz que utiliza Doña María Cuaical en su shagra para cortar la hierba y así poder alimentar a los conejos y a los cuyes.   (19) Nubia Alpala es dirigente política, candidata a ser gobernadora y fue regidora del Cabildo del Gran Cumbal.   (20) La familia Puenayan en el Centro Experimental Koleto de la Asociación para el Desarrollo Alternativo de los Pueblos Indígenas (ASODAPI).   (21) Antonio Nazate es un indígena Pasto que se dedica a las labores del campo, tiene conocimientos en medicina ancestral y presta sus servicios en el puesto de salud (IPS) del Gran Cumbal.   (22) El proyecto Shaucha Wuata tiene como objetivo la preservación de cinco variedades de papa nativas para asegurar el abasto de las comunidades.   (23) Edison y María Maira camino al Centro Experimental Koleto de ASODAPI.   (24) Álvaro Silvio Guadir, participante del proyecto Shaucha Wuata.   (25) Doña María Cuaical Tapie, experta en la práctica de la shagra.   (26) Una gallina de la shagra de María Cuaical.   (27) Cementerio de Panan.  

En el proceso visitaron shagras familiares de toda la región y recolectaron conocimientos tradicionales sobre las variedades de papa y su cultivo. Encontraron 36. Buscaban, específicamente, variedades capaces de adaptarse a los cambios que la tierra ha padecido. De esas 36, se han identificado cinco particularmente prometedoras. Luis Aníbal Puenayan y su equipo están recuperando las técnicas que permiten el cultivo sustentable de estas papas y desarrollando maneras de adaptarlas a las condiciones presentes.

La fase de investigación y experimentación ha concluido. Ahora se busca difundir las semillas y las técnicas de cultivo entre 60 familias y encontrar maneras de integrar algunos de estos conocimientos en la agroindustria.

Recuperar las variedades de papa nativa y su cultivo implica consolidar la seguridad y soberanía alimentaria de estas comunidades, además de perpetuar conocimientos y maneras de entender el mundo que son invaluables en la época del cambio climático. “Tenemos que redescubrir nuestro pasado para entender qué está pasando con la Madre Tierra. Nosotros, como culturas indígenas, tenemos las respuestas a muchas de esas interrogantes y podemos aportar desde la práctica y desde el ejercicio a la reconstrucción de la vida en el planeta”, concluye Luis Aníbal.

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