El gobierno de El Salvador apenas reconoció oficialmente la existencia de sus Comunidades Indígenas en 2014. La violencia del Estado y los continuos intentos de borrar su presencia, han provocado que su forma de vida y la relación que mantienen con el entorno se encuentren bajo amenaza. Pese a todo, las comunidades han encontrado maneras para sobrevivir.
De los tres grandes Pueblos Indígenas que habitan en El Salvador (los Lencas, los Cacaoperas y los Nahuat Pipiles), únicamente se sigue hablando la lengua de los Nahuat Pipiles, parientes cercanos de las comunidades Náhuatl mexicanas.
“El Nahuat no, dicen (los jóvenes), porque es un idioma con el que no se pueden enfrentar a las personas que vienen de fuera”, explica Fernando Aguilar Marcelino, del municipio de Nahuizalco, en el occidente de El Salvador.