Guatemala tiene una de las historias recientes más violentas del mundo. Miles de personas fueron perseguidas, asesinadas y forzosamente desplazadas en el conflicto armado interno que definió al país desde 1960 hasta la firma de los Acuerdos de Paz de 1996. El despojo de tierras y desplazamiento forzado, sin embargo, no comenzó ni terminó ahí.
La colonia y la construcción del estado post-independencia ya habían preparado el camino para los problemas generalizados de tenencia de tierra que caracterizan al país. Las Comunidades Indígenas han padecido esta violencia con particular intensidad, y muchas continúan peleando el reconocimiento jurídico de las tierras que habitan y trabajan.